Hablemos de confianza y de ventas .
Cuando yo era joven, era muy ingenua.
Bastante boluda, diríamos en Argentina.
Me enamoraba mucho y bastante rápido. Escribía canciones de amor a toneladas. Creía cualquier cosa que me dijeran, y no esperaba a conocer bien a mis amantes antes de confiar en ellos.
La última vez que me enamoré así tenía 20 años.
Verano del 2013.
Bariloche, Patagonia Argentina. Bosque, amigos, guitarra en el fogón. Faltaba Bambi y ya era el perfecto viaje de hippies.
La única noche que salimos a bailar, conocí a un chico de la ciudad de La Plata.
Tenía una sonrisa tímida y unos ojazos verdes.
Me enamoré perdidamente.
La noche siguiente, hice dedo a las 6 de la mañana en el medio de la montaña para ir al bar donde él estaba. Espera, no estoy tan loca. Era nuestra última noche en Bariloche antes de que cada uno volviera a su ciudad.
A los 10 minutos de hacer dedo, una pareja que venía de un casamiento en el Cerro Catedral me subió a su coche y me llevó hasta el centro.
El resto es historia.
Jóvenes, borrachos e ingenuos, nos juramos amor eterno en las orillas del Nahuel Huapí. Al mes siguiente, me subí a un bus y viajé 1200 kilómetros para visitarlo. Me quedé una semana en la casa de sus padres.
Cuando volví a mi ciudad natal, nunca más me respondió mis mensajes.
Se me rompió el corazón en mil pedazos.
Y le escribí tres canciones.
Hey, yo no me arrepiento de nada.
Yo creo que está bien muy bien dar todo por amor cuando eres adolescente. Así te pegas una buena hostia y aprendes que no hay que arriesgar todo por nadie, ni por tu madre.
El problema es que mucha gente crece y no aprende la lección.
Siguen tomando malas decisiones, pero cuando eres adulto la cosa se pone más peligrosa. Ya no es un fogón de verano. Se ponen en juego hipotecas, cuentas bancarias e hijos.
Esta gente que no aprendió la lección de joven piensa que la otra persona nunca cambiará. Y no toman los recaudos necesarios para no depender económicamente de sus parejas.
Este tipo de malas decisiones no se resumen sólo al amor.
Esto de confiar ciegamente y no ver de quien depende nuestra economía pasa todo el tiempo en el mundo del turismo.
En nuestro mundillo pululan mensajes tipo:
Hacemos tu web gratis
Gestionamos todas tus reservas con una comisión muy pequeña
La gente que reserva en Internet es imbécil y no valora a los profesionales en turismo. Mejor sigue manejando tus ventas con una plantilla de Excel.
No está mal confiar, claro. Pero ya somos adultos y hay que ser más inteligentes con nuestro dinero.
Sino tienes cuidado, las OTA’s terminarán mintiéndote en la cara como mi amor de verano.
Así pasó con Bokun hace menos de un mes.
Cuando Trip Advisor adquirió Bokun en 2018, lo promocionaron como un motor de reservas gratuito. Pusieron representantes en cada continente, y lo ofrecieron a cuanto tour operator se les cruzara.
Ninguna estúpida la gente de Trip Advisor con su motor “gratuito”.
Bokun se integraba con Viator (del mismo grupo empresarial), para que pudieras recibir reservas desde esa OTA, en ese caso, pagando comisión.
Todo sonaba genial y maravilloso.
Gracias a Bokun, Viator se fue para arriba como pedo de buzo. En dos años logró consolidarse como el market place más grande de tours y actividades.
Hazte la fama y échate a dormir dice mi vieja.
Octubre 2020.
Pandemia mundial, turismo en la peor crisis de todos los tiempos.
Anuncian que aumentarán la cuota básica de 0 a 50 dólares por mes
La mayoría de los usuarios tenía tantos “add-ons” (la palabra marketinera de los extras) que para muchos tour operadores, la cuota mensual se disparó a más de 300 dólares.
De gratis a 300 dólares al mes, sólo de costos fijos.
De gratis a 300 dólares al mes, y si no pagas, se te corta la conectividad con Viator.
En medio de una recesión.
Sí que son simpáticas las OTA’s en esto de “salvar al turismo”, que tristemente hoy es un sálvese quien pueda.
¿Y qué pasa con la confianza, te preguntas?
Bueno, si tienes tu propio sitio web, pues que le den a Bokun. Te buscas nuevos intermediarios y sigues con tus ventas directas.
Pero si no tenías tu propio sistema de reservas, estás más complicado. Todos los datos que creaste dentro de Bokun son de Bokun, y no tienes manera de que el cliente se autogestione su reserva a través de tu web.
Puedes perder una base de datos de años en una semana.
O pagar 300 dólares por mes.
Pero vamos, no todo es gris.
Hay que enamorarse y hay que creer en el amor. Hay que usar a las OTA’s para tener ventas y mayor visibilidad. Pero debes tener la llave de la puerta cerquita para cuando quieras irte.
Las reservas son el corazón operacional de una empresa de turismo. Tienen que ser tuyas y de nadie más.
Ni de tu marido, ni del gobierno ni de una OTA.
Las reservas, tuyas.
¿Quieres depender menos de intermediarios digitales? Tienes que lograr que tus clientes puedan comprarte a ti, directamente. Eso sólo se logra teniendo tu propia plataforma de reservas en tu sitio web.
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Abrazo de gol,
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